mi loca mente, arropada por el frío,
al percibir tus huellas en mi almohada
emergieron los sueños con tal brío,
que brinqué como chiquillo enamorado
al contemplarte dormida al lado mío.
Un poema de amor que te escribí
esa magia, que al tenernos despertó...
Reconozco lo que me das, la paz celestial
y a la vez la euforia infernal
por mis besos...
sabrás que en lejanía, por ti muero,
sólo tus manos desbordan mis excesos
vengo a decirte amor: ¡cuánto te quiero!.
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